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lunes, 10 de enero de 2011

El por qué no hay que trabajar en la oficina


"En la oficina no tienes una jornada laboral; tienes momentos de trabajo", Es cierto que en la oficina se pueden hacer muchas tareas (imprimir documentos, hablar por teléfono, reunirte,…), pero en realidad no haces un trabajo relevante al que le hayas podido prestar suficiente atención. Las continuas interrupciones en la oficina hacen que la gente realmente no termine su trabajo.
No es extraño que la gente prefiera hacer el trabajo importante en casa o cuando está sólo, porque ahí no hay distracciones. Bueno, habrá quien diga que en casa se van a distraer con otras cosas, como por ejemplo viendo la televisión pero este tipo de distracciones son voluntarias: “Uno decide cuando quiere distraerse con la TV. Uno decide cuando quiere bajar a dar un paseo”. Sin embargo, en la oficina la inmensa mayoría de las distracciones son involuntarias, ajenas a uno.
Los principales causantes de las interrupciones en la oficina son, los jefes y las malditas  reuniones. El principal cometido de los jefes es supervisar y, por ende, interrumpir a la gente. Y en cuanto a las reuniones normalmente ( pocas veces salgo de una reunión “porductiva”  son de lo peor para el trabajo “Si hay 10 personas en la reunión, es una reunión de 10 horas, no una reunión de una hora. Son 10 horas de productividad que se le quitan a la gente”.
Jason Fried, co-autor junto a David Heinemeier del libro Rework nos ofrece tres soluciones:

1.   Crear la figura de los "jueves sin hablar". Que por ejemplo los jueves por la tarde nadie en la oficina pueda hablar con otro. “Van a descubrir que se hace una tremenda cantidad de trabajo cuando nadie habla con nadie. Ahí es cuando la gente logra terminar las cosas, cuando nadie les molesta, cuando nadie les interrumpe”.
2.   La segunda recomendación es pasar de la comunicación en persona (el cara a cara, tener reuniones,…) a modelos de comunicación más virtuales (correo electrónico, redes sociales corporativas,…), en donde las interrupciones/distracciones son por elección propia. “Uno puede cerrar el correo electrónico, pero no puede cerrar a su jefe”.
3.   Y la tercera y última propuesta : evitar las reuniones a toda costa a no ser que sean realmente imprescindibles.


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